
Retrocesos en salud sexual y reproductiva: del papel a la práctica, la brecha crece
El desfinanciamiento y la falta de datos actualizados en programas de salud sexual y reproductiva ya tienen efectos palpables en Argentina. El aumento de infecciones de transmisión sexual (ITS) y la caída en la distribución de preservativos reflejan cómo los recortes y la débil implementación de políticas impactan en la vida cotidiana, sobre todo en adolescentes y jóvenes.
Un informe regional ya advertía sobre el riesgo de retrocesos: leyes pioneras como la de Interrupción Voluntaria del Embarazo (2020) o la de Respuesta Integral al VIH (2022) chocan con la falta de presupuesto, la escasa ejecución de programas y la ausencia de datos actualizados, siendo la última encuesta nacional específica de 2013. Organismos internacionales y ONGs coinciden en que la brecha entre norma y práctica crece en el país.
Los efectos se evidencian en la calle y en los consultorios: Argentina experimenta un aumento sostenido de ITS. En 2023, la sífilis creció un 22 % y la gonorrea marcó un récord histórico. El VIH sigue propagándose principalmente por relaciones sexuales sin protección, con 140.000 personas viviendo con el virus en el país.
En paralelo, la entrega de insumos cayó drásticamente: mientras en 2018 se distribuyeron 55,4 millones de preservativos, en 2024 apenas llegaron 4,8 millones. Los implantes anticonceptivos subdérmicos, clave para adolescentes, pasaron de 76.000 en 2023 a 4.200 en 2024.
Las cifras dialogan directamente con la cultura juvenil: el término “a pelo” se popularizó en redes para hablar de sexo sin preservativo. Según relevamientos, solo el 17 % de los jóvenes declara usarlo siempre.
Fuente: SaberenSalud.