
Del gesto altruista a la vida: cómo funciona la donación y el trasplante de órganos
Cuando una persona en estado crítico ingresa a cuidados intensivos y surge la posibilidad de donación, se activa un procedimiento complejo que involucra a múltiples equipos médicos y administrativos: así comienza el camino que puede traducirse en esperanza para muchos pacientes en lista de trasplante. En nuestro país, todo este proceso está regulado mediante protocolos nacionales coordinados por el INCUCAI y organismos jurisdiccionales provinciales.
El primer paso es la certificación de la muerte encefálica, cuando se constata la ausencia irreversible de actividad cerebral, aunque otras funciones vitales pueden mantenerse artificialmente. Solo en ese contexto puede considerarse viable la donación de órganos. Sobre esa base, los cuidados intensivos deben preservar la oxigenación y el estado fisiológico de los órganos hasta que se determine su viabilidad. Al mismo tiempo, se realizan estudios clínicos y serológicos para descartar enfermedades infectocontagiosas.
Otro pilar del proceso es la voluntad del donante: se entiende que toda persona mayor de 18 años es donante salvo que haya expresado explícitamente su negativa. En el caso de menores, la autorización debe ser otorgada por los padres o representantes legales. Con esos datos, se inicia la búsqueda de posibles receptores mediante el sistema informático SINTRA -que considera compatibilidad biológica, urgencia clínica y tiempo en lista de espera.
Una vez asignados los órganos, se procede a la ablación, es decir la extracción quirúrgica, en condiciones de máxima asepsia, y luego el traslado al centro receptor. Dependiendo del órgano, el tiempo entre extracción e implante puede variar entre 4 y 36 horas. Finalmente, el equipo quirúrgico lleva a cabo el trasplante, que puede extenderse entre 2 y 10 horas según el procedimiento.
Este mecanismo público, regulado y articulado entre jurisdicciones y hospitales, busca garantizar que los órganos disponibles lleguen a quienes los necesitan, siempre respetando la dignidad del donante y la seguridad del receptor.
Fuente: SaberenSalud.