Jonas Salk: el científico que venció a la polio y cambió la historia de la medicina
Jonas Salk nació el 28 de octubre de 1914 en Nueva York, hijo de inmigrantes judíos rusos, y se convertiría en una figura clave del siglo XX por su papel en la lucha contra la Poliomielitis. Su contexto era alarmante: en 1952, Estados Unidos registró casi 58.000 casos de polio y más de 3.000 muertes, generando un gran temor en la sociedad.
Salk, quien había trabajado previamente en vacunas contra la gripe durante la Segunda Guerra Mundial, asumió la dirección de un programa viral en la Universidad de Pittsburgh y decidió centrarse en la polio. A diferencia de la tendencia predominante de usar virus vivos atenuados, él apostó por una vacuna basada en virus muertos, para reducir el riesgo de que la vacuna misma causara la enfermedad. Su familia incluso se ofreció de voluntaria para las primeras pruebas.
El gran hito llegó el 12 de abril de 1955, cuando se anunció que la vacuna era “segura, efectiva y potente” tras ensayos que involucraron más de un millón de escolares. Como resultado, los casos de polio en EE.UU. cayeron a menos de 1.000 para 1962. El éxito convirtió a Salk en un héroe popular: se le rindieron homenajes con calles y escuelas que llevaban su nombre, y su figura emergió junto a líderes como Mahatma Gandhi o Winston Churchill en sondeos de fama.
Sin embargo, esta notoriedad le resultaba incómoda: él insistía en que el mérito era colectivo y desaprobaba que se empleara la expresión “vacuna Salk”. En 1963 fundó el Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, diseñado por el arquitecto Louis Kahn, un centro interdisciplinario donde convergieron grandes investigadores.
Posteriormente, Salk exploró nuevos desafíos en salud pública, incluyendo una vacuna frente al VIH/SIDA, aunque con menor éxito del que alcanzó con la polio y enfrentó cierto escepticismo científico.
Falleció en junio de 1995 a los 80 años, dejando un legado que marcó el triunfo de la ciencia colectiva frente a una enfermedad temida, y evidenció que mediante investigación y voluntad social se podía transformar radicalmente la salud de las sociedades.
Fuente: SaberenSalud.