
Cuando la Salud se convierte en herramienta política: reflexiones sobre biopolítica, tanatopolítica y el rol del Estado
Esther Díaz, autora de la columna “Liberalismos, de la biopolítica a la tanatopolítica” en Página/12, despliega una crítica profunda ante lo que denomina un viraje del Estado en Argentina: de un modelo biopolítico -que regula, pero también protege y promueve la vida- hacia una tanatopolítica que, según la autora, abandona a quienes más dependen del sistema de salud.
La biopolítica -concepto que Díaz rescata- implica no sólo el control sanitario, sino la elaboración de políticas públicas que cuidan la salud física, mental y sexual, intervienen sobre la mortalidad y morbilidad, previenen enfermedades, promueven la vacunación, etc. Sin embargo, advierte que bajo el discurso libertario, y en medio de una crisis económica, esas funciones esenciales han comenzado a debilitarse: hospitales sin recursos, falta de medicamentos, desatención de les más vulnerables.
Díaz señala que ya no se trata sólo de decisiones administrativas erradas, sino de opciones políticas conscientes: elegir quién vive, quién accede al oxígeno, a una cama de terapia, quién queda excluido por “ser menos productivo”. Esa imagen de la salud pública como un “lujo” reservado o como una herramienta de selección moral revela la tanatopolítica en acción.
Desde la salud, las consecuencias son palpables: enfermedades crónicas sin seguimiento, abandono en los tratamientos de personas con discapacidades, aumentos en la mortalidad evitable, saturación de los servicios esenciales, y una pérdida de acceso equitativo. En ese escenario, Díaz llama la atención sobre la incongruencia: mientras se retira el sostén institucional y el presupuesto sanitario se apremia, se repite el mantra de “no hay plata”.
La autora concluye que este tipo de tanatopolítica -que prioriza el mercado, reduce el rol protector del Estado, desmantela la infraestructura sanitaria- no solo amenaza vidas, sino que erosiona la idea misma de derecho a la salud. En su lectura, volver a un modelo en que la salud se vea como deber estatal, no privilegio de pocos, es condición para sostener la democracia y la justicia social.
Fuente: SaberenSalud.