Cómo la inteligencia artificial impulsa una nueva era en la investigación clínica farmacéutica

Cómo la inteligencia artificial impulsa una nueva era en la investigación clínica farmacéutica

La inteligencia artificial (IA) está atravesando todas las etapas de la investigación clínica farmacéutica y el país se posiciona como uno de los países líderes en la región en la adopción de estas herramientas. Con una tradición científica consolidada, redes de investigación robustas y la presencia de compañías globales y CROs (Clinical Research Organizations), el país se ha convertido en un punto estratégico para hacer ensayos clínicos de vanguardia.

 

La experiencia acumulada permitió que Argentina fuera elegida para estudios clave durante la pandemia, como la evaluación de vacunas basadas en ARN mensajero. Ese prestigio científico se fortalece ahora con el avance de la IA, que comienza a transformar tanto los procesos operativos como las decisiones estratégicas dentro de los ensayos clínicos.

 

Según referentes del sector, las soluciones basadas en IA se aplican especialmente en la fase inicial de los estudios, como la selección de centros y pacientes, a partir del análisis de grandes volúmenes de información. Herramientas capaces de procesar protocolos, consentimientos informados y documentos técnicos permiten responder consultas específicas y acelerar procesos que antes requerían semanas de trabajo manual.

 

Otra tendencia en crecimiento es la descentralización de los ensayos clínicos, impulsada por sistemas inteligentes que identifican centros potenciales más allá de los polos tradicionales y habilitan monitoreo remoto mediante tecnologías conectadas. Para consolidar ese modelo, sostienen los especialistas, el país necesita avanzar en la interoperabilidad de las historias clínicas digitales, condición clave para aprovechar plenamente el análisis masivo de datos de salud.

 

Asimismo, la IA potencia las investigaciones observacionales al interpretar y estructurar información clínica del mundo real, apoyándose en diccionarios médicos y algoritmos que convierten registros dispersos en evidencia útil.

 

Con estas herramientas, la investigación clínica nacional gana velocidad, precisión y alcance territorial, mientras el sector comienza a demandar nuevos perfiles profesionales capaces de trabajar en la frontera entre la tecnología y la ciencia médica.